Emiliano Aivar. Nada pesa tanto como lo no dicho
29-05-2025
Existe un tipo de fotografía que se esfuerza por señalar, por hacer que las imágenes griten y demuestren que algo ha sido visto. Esas fotografías, aunque a menudo son impactantes y contundentes, surgen siempre de un acto de encuentro individual que cierra la puerta a quien las mira. Dicha contundencia suele impedir que el espectador lleve la imagen hacia una interpretación propia.
Emiliano Aivar parte del polo opuesto. Sus imágenes no señalan; toman nota. Luego regresa y nos deja la puerta entreabierta, y al hacerlo, colectiviza el encuentro con aquello que está en la foto pero no es evidente.
Las fotografías de Emiliano son pensativas, por ello, nos invitan a pensar. Son bellas, precisas. Casi demasiado. Denotan un trabajo técnico arduo y un estudio de la tradición que solo puede surgir de una atención extrema. Sin embargo, hay que tener cuidado con quedarse únicamente en esa capa. Su preciosismo superficial, aunque muy disfrutable, es en realidad una trampa para sostener la mirada. No buscan certezas, sino que crean atmósferas cargadas de ambigüedad. Cuando uno está frente a ellas, intuye que algo sucede, pero no siempre sabe qué es. Juegan constantemente con la incongruencia en las dimensiones de los objetos y sus texturas, el exceso de detalle y un tono irónico que contrasta con la solemnidad del tratamiento formal.
Esta muestra reúne una serie de notas sobre los pensamientos, ideas y búsquedas del autor.
O mejor dicho, una serie de invitaciones a pensar. Diría que Emiliano entendió algo esencial: que su fotografía no es un acto de revelación, sino de omisión deliberada. Y que, en todo caso, nada pesa tanto como lo no dicho.
Texto por Sergio Chavarría
Registro fotográfico: Registro.fotograma